Equipo CNCR realizó diagnóstico del depósito del Museo Leandro Penchulef previo a su reubicación
El pasado jueves 7 de abril, la directora del Centro Nacional de Conservación y Restauración, Roxana Seguel Quintana, participó en la apertura de la nueva museografía del Museo Leandro Penchulef en dependencias del Campus Villarrica de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ese hito marcó el puntapié inicial de una colaboración bilateral que tuvo como resultado el diagnóstico del depósito de ese museo antes de la reubicación de los trescientos ochenta objetos que conforman su colección.
Después de varias reuniones de trabajo preliminar vía telemática, en la que participaron profesionales de diversas unidades del CNCR y directivos del Museo Leandro Penchulef; se trasladaron al territorio Natalia Naranjo Mogollones, conservadora de la Unidad de Patrimonio Arqueológico y Etnográfico (UPAE), y María Isabel Amaya Torres, profesional de la Unidad de Ciencias de la Conservación (UCC), quienes arribaron al museo los primeros días de julio para evaluar las condiciones del depósito y el estado de las piezas, que aún no están en exhibición para el público general, antes de ser reubicadas en el tercer piso del edificio de Extensión del campus.
Mariela Cariman Puñalef, directora del Museo Leandro Penchulef, señala que “queremos que el depósito tenga una pertinencia y que pueda ser visitado; que quien desee conocer las piezas pueda verlas y saber las condiciones de conservación en que están, si es posible desarrollar en un futuro investigación o invitar a las comunidades a ver los elementos que están acá en resguardo del patrimonio”.
Por esta razón, comenta, “para nosotros como museo es una experiencia muy importante e interesante a la vez; el hecho de contar con el apoyo del CNCR, que involucra a profesionales capacitados y con experiencia en conservación y restauración es un apoyo primordial para desarrollar un espacio con pertinencia y estándares de conservación”, pues el museo Penchulef carece de profesionales con esas especialidades.
“Este proyecto es una apuesta muy interesante, una instancia muy enriquecedora”, destacó.
Respecto de su origen, explicó que la académica Margarita Alvarado Pérez, del Instituto de Estética de la Universidad Católica, posibilitó el contacto con el CNCR, por medio de su directora, Roxana Seguel Quintana, y que a partir de allí se estableció un diálogo que derivó en esta colaboración.
“Ha sido un proceso muy participativo, con un diálogo muy rico, con un equipo visitante siempre abierto a una bajada local desde otra cultura. Va a salir un bonito proyecto”.
Mariela Cariman Puñalef sostuvo que “es importante que la universidad ceda a mejorar estos espacios. Si bien el campus no es espacio museológico, sino de formación e investigación pedagógica, sin embargo está dando estos espacios para desarrollar y permitir que seamos entes guardianes de objetos de la cultura Mapuche que llegaron acá desde los años setenta”.
Respecto de la asesoría realizada al museo, Natalia Naranjo Mogollones explica que consistió, en primer término, en separar todo lo que no pertenecía a la colección para despejar los espacios y poder visibilizar los sectores del depósito, pues el depósito se encuentra hoy “en un lugar que es muy húmedo, que no tiene un buen espacio para trabajar y el mobiliario que existe no es del tamaño adecuado para los objetos”. Agrega que el nuevo espacio “aún hay que habilitarlo, poner muebles, probablemente sellar y quitar un poco la luz, que es dañina para los objetos. Estamos también monitoreando la humedad del ambiente y la temperatura para ir viendo cuáles son las condiciones climáticas para que cuando el objeto se traslade no sea un shock para él”.
María Isabel Amaya Torres acota respecto del biodeterioro de los hallazgos tienen relación con filtraciones de agua, propias de ambientes húmedos. “Encontramos hongos filamentosos y, no en las piezas sino en las paredes del depósito, se ve otro tipo de crecimiento que podrían ser hongos o bacterias. No hemos hecho identificaciones porque el evento de florecimiento es conocido, probablemente son hongos del ambiente, que están en todos lados, pero frente a un poco de humedad y materiales que pueden ser degradados empiezan a crecer”, detalla.
Esta situación resulta común en Chile y otros países, donde los depósitos presentan algunos factores de riesgo y deterioro como el agua o las plagas, por lo que es relevante que las instituciones busquen solucionarlos, concluyen las expertas.
La asesoría marca el inicio del trabajo que se realizará en el depósito de colecciones, mediante la implementación del programa RE-ORG, cuyo propósito es la reorganización de las áreas de almacenamiento en los museos a partir de la generación de redes colaborativas en los territorios. RE-ORG Chile es una iniciativa organizada por el CNCR y la Subdirección Nacional de Museos (SNM), dependientes del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural de Chile, en asociación con el Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de los Bienes Culturales (ICCROM).
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