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Develando a José Gil de Castro: estudio e intervención de la obra La Madre Santísima de la Merced

Programa de Intervención y Estudios Contextuales del Laboratorio de Pintura

Develando a José Gil de Castro: estudio e intervención de la obra La Madre Santísima de la Merced

Publicado el 15/04/2015
La Subdirección de Museos adquirió para el Museo O'Higginiano y de Bellas Artes de Talca una pintura de enrollar sobre tela, que representa a la Virgen de la Merced con San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato(74,8 x 53,3 cm), del pintor limeño José Gil de Castro (1785-1837). Las investigaciones llevadas a cabo para la restauración dieron cuenta de aspectos desconocidos de la obra y el modo de pintar del autor.

En enero del presente año, ingresó al Laboratorio de Pintura la obra de José Gil de Castro para su estudio e intervención. El ingreso se dio en el contexto de la preparación de la exposición internacional José Gil de Castro, pintor de libertadores, actualmente desarrollándose en el Museo Nacional de Bellas Artes, como también en el contexto del Coloquio internacional Gil de Castro contemporáneo. El pintor en su tiempo y en el nuestro, que se desarrollará en el Museo Nacional de Bellas Artes el próximo 7 y 8 de mayo. Feliz coincidencia, ya que esta obra no se incluyó en el catálogo razonado de la obra del pintor, publicado el año 2014, debido a que la pintura hasta la fecha era desconocida. En el proceso de estudio e intervención, la investigación contextual y material de la obra se convierte en un punto central, con la finalidad de conocer, no solo la obra abordada, sino también el contexto de su creación y su itinerario hasta el presente, para de esta forma tomar las decisiones fundamentadas sobre qué y cómo intervenir.



La obra, proveniente de una colección dentro de un ámbito familiar, se encontraba clavada sobre una tabla y con marco, es decir, se presentaba como un cuadro tradicional. Sin embargo, al momento de desmontarla se descubrió un ribete de seda cosido a mano por todo el contorno. Este fue el indicio que permitió determinar que se trataba de una obra de enrollar y colgar utilizada en ámbitos de devoción privada, un reflejo de las prácticas devocionales en América y Chile a comienzos del siglo XIX. Se trata entonces de una pintura transportable para el uso de la piedad privada. En su cartela inferior da cuenta que había sido realizada "a devoción de María del Carmen Ruiz Tagle, vecina de la ciudad de Santiago" en 1817 y con la clásica firma del pintor: Fecit me Josephus Gil. La imagen utilizada corresponde una representación recurrente de la Virgen María, bajo la advocación de la Merced, con un hábito blanco, con sus brazos abiertos, sosteniendo un escapulario y unos grilletes, símbolos de la libertad de esclavos y cautivos. Imagen ligada a la creación de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced de la Redención de los Cautivos. En la parte inferior se representa a San Pedro Nolasco, fundador de la Orden, de carácter religioso-militar centrada en la caridad y la redención de los cautivos, quien nació hacia 1180, cerca de Barcelona. Aparece vistiendo hábito blanco y sostiene una banderola. En el otro extremo, San Ramón Nonato, nacido hacia 1204 en Cataluña. Se le representa vistiendo el hábito blanco de la orden mercedaria, lleva muceta roja de cardenal y su atributo es la custodia y la palma con tres coronas, que significan la castidad, la elocuencia y el martirio. Como también un candado en los labios, puesto por los musulmanes, para impedir que predicara.



Similar iconografía de la Virgen de La Merced se encuentra en dos obras realizadas por José Gil de Castro en 1814. La primera a devoción de José Manuel Lecaros y Mercedes Alcalde, y la segunda a Vicente Izquierdo, que aparecen con los números 11 y 12 en el reciente catálogo razonado. Además, en el fondo de los retratos de María Mercedes Alcalde y de José Manuel de Lecaros, números 4 y 5 del catálogo ya citado, se puede observar la misma tipología de objeto con la misma representación de la Virgen de la Merced como una pintura enrollable. Con estos indicios, a lo que se suma que la obra no tuviera originalmente un bastidor, se presentó el caso en una reunión de análisis con el equipo de la institución propietaria, concluyendo mostrar la obra como originalmente fue concebida: una tela enrollable para la devoción privada. Esto permite dar sentido a los deterioros observados en ella, deformaciones y craqueladuras horizontales que se habrían producido justamente por el constante enrollar y desenrollar de la pintura, que dan razón a su uso y práctica devocional. Las intervenciones de restauración estuvieron destinadas a la limpieza del barniz, costura de rasgados y principalmente a conservar esta huella que devela la tipología del objeto.

Los análisis materiales que se realizaron son completamente consistentes con el corpus estudiado del autor en dicho periodo de su producción pictórica, cuyos resultados se encuentran compilados en el libro Más allá de la imagen. Los estudios técnicos en el proyecto Gil de Castro (Majluf et al. 2012).



El soporte de la pieza es de una fina tela de lino, los pigmentos corresponden a blanco de plomo, bermellón, carbón, y tierras de tonalidades rojizas y amarillas. Lo más importante es que se encuentra el característico patrón de una compleja secuencia de bases de preparación, lo cual se ha transformado en una marca de Gil de Castro y de sus contemporáneos limeños. Es posible observar cuatro estratos de preparación subyacentes a las capas pictóricas, de distintos colores y con gran variedad de tipos y tamaños de inclusiones. El tercer estrato correspondiente a un gris-celeste con muchas inclusiones de carbón, el cual se ha encontrado en gran cantidad de sus obras, es una de las características de Gil de Castro. Sobre los estratos de preparación se observan dos estratos blancos (5 y 7) correspondientes a la corrección del texto realizada por el autor, y encima el estrato pictórico negro (8).

Mediante un examen de radiación infrarroja (I.R.), que permite el estudio del dibujo subyacente, se constató que parte del texto de la cartela fue modificado por el propio Gil de Castro, cambiando el modo de firmar, el nombre del mandante y la fecha de realización. La pintura originalmente habría sido realizada en 1814, el mismo año en que pintó las otras dos Virgen de la Merced.Pintura realizada no en 1817, sino un año después de su llegada, a un mandante no identificado. No obstante, ambas firmas son de José Gil de Castro.

La pintura se puede apreciar actualmente en la exhibición El Poder de la Imagen, Arte en Chile: 3 miradas en el Museo Nacional de Bellas Artes y los resultados de la investigación serán comentados en el Coloquio internacional a realizarse el próximo mes de mayo en dicho Museo.

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