CULMINA PROCESO DE RESTAURACIÓN DE LA VIRGEN DEL CARMEN
Después del ataque incendiario que sufriera esta popular imagen religiosa, perteneciente a la Cofradía Nacional del Carmen el 18 de abril de 2008, en su altar en la Parroquia El Sagrario, la Cofradía y el párroco padre Francisco Javier Manterola, en conjunto con el Centro Nacional de Conservación y Restauración, acordaron que un equipo multidisciplinario se encargaría de realizar los estudios necesarios para determinar la factibilidad de recuperar la imagen que había sufrido graves daños producto del fuego.
En una etapa preliminar se realizó la documentación visual del estado de conservación por medio de fotografías y radiografías, información que es muy relevante para reconocer los cambios posteriores a la intervención. En forma paralela se contactó a prestigiosos centros de restauración y especialistas en madera policromada para indagar sobre casos similares de intervención siendo muy difícil encontrar experiencias previas, ya que, usualmente, frente a situaciones de daño en las imágenes religiosas se había optado por realizar réplicas y desechar las originales. Además, en consideración a la importancia de esta imagen de culto activo, dos historiadoras realizaron estudios contextuales, históricos y estéticos-iconográficos de la imagen para comprender aspectos esenciales al momento de formular una propuesta de intervención.
El análisis tecnológico arrojó información sobre la materialidad de la imagen, información que sería de gran importancia para determinar los consolidantes que se utilizarían para las pruebas. Se determinó que la madera original era tilia europea, por lo que para las pruebas se usó laurel, al ser la especie disponible más parecida. También fue posible determinar la composición química de su policromía y de su base de preparación original, que fue preparada a base de carbonatos. También se determinó la magnitud del daño por medio de un mapeo de los niveles de carbonización los cuales iban de 0,3 a 1,1 cms., encontrándose el mayor daño en la zona del mentón de ambas imágenes. Se realizaron pruebas con diferentes consolidantes en prototipos de laurel carbonizados en los niveles determinados por el mapeo antes mencionado, los que fueron sometidos a pruebas con cambios controlados de temperatura, humedad y radiación. Con los resultados de estas pruebas y los estudios previos, se presentó una propuesta de tratamiento a la Cofradía, la cual consistió básicamente en consolidar la madera carbonizada para no afectar los rasgos característicos de la imagen. En esta etapa se contó con la colaboración de Erika Rabelo, restauradora del Instituto Real del Patrimonio Artístico de Bélgica, con quien se discutió la propuesta de tratamiento.
Una vez aprobada la propuesta, se comenzó la intervención con la cuidadosa remoción de los restos de textiles y otros materiales carbonizados con el fin de estabilizar todas las superficies y cuidando de no afectar la madera carbonizada. Los criterios de intervención que primaron fueron de la mínima intervención, privilegiando la conservación de la obra, por lo que al consolidar y realizar las limpiezas, sólo se extrajeron aquellos restos sueltos, y se dejaron todas aquellos vestigios originales. Luego, se rellenaron las grietas y fisuras con una pasta de aserrín de madera de laurel. Durante seis meses restauradoras profesionales aplicaron ocho capas de base de preparación en los rostros, manos, brazos, base y pies de la Virgen y del Niño, proceso complejo ya que se debe esperar el secado completo, para después lijar con diferentes tipos de granos de lija.
Respecto de los faltantes dedos se tomó la decisión de realizarlos con un material que fuera maleable y una vez seco tuviera buena adherencia. Una restauradora experta en madera policromada elaboró todos los dedos faltantes de la Virgen y del Niño. Una vez ensambladas nuevamente las imágenes, un escultor de gran experiencia en diversas técnicas fue el encargado de dotarlas con sus respectivos rasgos faciales y terminaciones de manos y pies. Finalmente, el escultor y policromador quiteño Ricardo Villalba, trabajó para dar la apariencia final a la Virgen y el Niño. Con un esmerado y meticuloso trabajo fue dándoles forma y vida. Tanto en la definición de los rasgos como en el proceso de la policromía fue