Debido a las precarias condiciones de almacenamiento y falta de protocolo sobre su manipulación, la mayoría de los sismogramas presentaban alteraciones como suciedad superficial, rasgados, faltantes en los bordes, dobleces, ondulaciones y arrugas. Se observaron agujeros en las esquinas, que al parecer corresponderían a la forma de sujetar el sismograma al tambor. También se reconocieron manchas de adhesivos de color amarillo oscuro, manchas negras por el reverso, que corresponderían a la forma de elaboración de los sismogramas ahumados, y aureolas.
Un pequeño grupo de estos sismogramas tiene intervenciones anteriores por el reverso, realizadas con una o dos capas de cinta adhesiva de papel, del tipo “document repair tape”, “Filmoplast ® P” o “Scotch™”.
El estado de conservación del conjunto es regular debido a las condiciones inadecuadas de almacenamiento y manipulación al que estuvieron sometidos los sismogramas.
En el caso de los registros 1 y 2 correspondientes al terremoto de 1950 ocurrido en Calama, además presentaban deterioros por hongos como manchas blancas en el anverso y amarillo-verdosas en el reverso, deformaciones del plano en toda la superficie, dos registros de color amarillo oscuro y manchas negras por el reverso, que corresponderían a la forma de elaboración de los sismogramas ahumados. Además, los registros 3 y 4 tenían varias cintas adhesivas por anverso y reverso sujetando fragmentos de papel en su borde más deteriorado.
Por todas las características descritas, se recomendó realizar un tratamiento que reforzara los soportes, consolidara los elementos sustentados y les diera solidez a los documentos (Ver figuras: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 24 y 27).