CNCR premia historias para reconocer y visibilizar la contribución de las mujeres a partir del golpe militar de 1973
Tras una exhaustiva revisión de los textos, que incluyó el mérito narrativo planteado y el enfoque de mujeres y memoria, el Jurado de la tercera versión de “Microrrelatos en conserva: mujeres y memoria a 50 años del golpe militar”, organizado por el Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR); determinó a las autoras ganadoras y mención honrosa de la convocatoria 2023 que se enmarcó en la conmemoración del golpe de Estado en Chile
El certamen se orientó a la comunidad creativa y en general a toda la ciudadanía, impulsado por el Núcleo de Género del CNCR, siendo difundido por medio de una convocatoria abierta en el sitio web institucional y también en redes sociales del Servicio del Patrimonio Cultural. El propósito narrativo se fundamentó en reflexionar el rol de la mujer y su protagonismo a partir del 11 de septiembre de 1973, indican las bases.
Ganadoras y mención honrosa
El Comité Organizador —en las últimas horas— formalizó los tres primeros lugares y una mención honrosa, luego de la resolución y determinación del Jurado que tuvo la responsabilidad de leer los 32 microrrelatos que llegaron desde diversos territorios del país. Al respecto, las ganadoras ya fueron contactadas para informarles de los resultados, lo mismo se realizó con la totalidad de las personas que enviaron sus obras.
En esta versión del concurso, el jurado estuvo compuesto por: Paulina Barrenechea Vergara, doctora en Literatura Latinoamericana y periodista del Parque Museo Pedro del Río Zañartu, Arantxa Figueroa Pizarro, estudiante de Doctorado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Cambridge, Francia Jamett Pizarro, encargada de la Unidad de Memoria y Derechos Humanos, Ministerio de Culturas, las Artes y el Patrimonio, Juan Manuel Martínez, historiador adjunto del Centro Nacional de Conservación y Restauración, Constanza Symmes Coll, encargada de la Unidad Sitios de Memoria del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, María Luisa Ortiz, jefa del Área de Colecciones e Investigación, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y Nathalia Rubio Urrejola, encargada del Archivo Documental, Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi.
Acerca de los premios, el primer lugar obtiene un diploma de distinción, un set de publicaciones del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (Serpat), un set de revistas Conserva y un tazón CNCR, en tanto el segundo lugar obtendrá un diploma de distinción, un set de publicaciones del Serpat, un ejemplar de la última edición de la revista Conserva y un tazón CNCR, el tercer lugar obtendrá un diploma de distinción, un ejemplar de la última edición de la revista Conserva y un tazón CNCR. En esta versión además se definió una mención honrosa, con premio sorpresa.
A continuación, compartimos los nanorelatos premiados:
Primer Lugar. Ellos ya no están, pero él sigue aquí en Pumanque/ Laura Cabrera Barraza. Región del Libertador General Bernardo O'Higgins.
Con mis hermanos apoyamos la reforma. El patrón de mi padre se enteró y lo obligó a echarnos. Aún me atormenta el recuerdo de aquel día en que el patrón, triunfante, entró a Pumanque; montado en un tanque de milicos, apuntándome con su escopeta me gritó ‘agradece que eres niña’. Su amigo Augusto se había hecho del poder y cobraría con sangre nuestra osadía. Agradecido instaló un monumento en su honor, que aún permanece y cada día me enrostra “su gloria”. A mis hermanos los seguimos buscando.
Segundo Lugar. Llaves en el bolsillo / Antia Meneses Jorquera. Región Metropolitana.
Una casita sola en la arena, vecinos siempre efímeros ahora desaparecidos, las llaves de sus casas tintinean en mi bolsillo, cual corazón delator. Son las doce de la noche, estoy recién viuda y mis 5 hijos duermen en una pieza, nuevamente tocan la puerta, las preguntas son las de siempre y mis respuestas también. Agarro las llaves y defiendo; defiendo cada historia de las casas que cuido, defiendo mi historia, la de mis hijos durmiendo y de los nietos que vengan, desde el silencio selectivo del recuerdo.
Tercer Lugar. Pan/ Génesis García. Región del Biobío.
Harina
Luisa no tenía mucho. Vivía con su hija en una población de obreros en Chiguayante; solas contra el mundo. El golpe la dejó sin trabajo y todo lo que quedó fue su voluntad de acero y un quintal de harina que trajo del campo uno de sus hermanos. Esa harina dio de comer a todo el barrio en días oscuros, e incluso alcanzó para alimentar clandestinamente a la mano escuálida que se asomó por entre los barrotes de la comisaría pidiendo pan, esperando no ir al paredón con el estómago vacío.
Mención honrosa. Rugido metálico/ Consuelo Ferrer Durán. Región Metropolitana.
Tapas de olla que se escuchan como platillos, como herramientas para generar sonido, estruendo, para hacer ruido. Desde las ventanas, las cacerolas truenan en contra de la dictadura. El motivo es lógico, simple: con el toque de queda vigente, salir a protestar está prohibido. Cacerolear es una forma de unirse desde el encierro impuesto. Ese sonido, de cucharas de palo y tapas de olla, se asociaba hasta entonces a lo femenino. Ahora oponerse a la tiranía tiene un mismo estruendo metálico.