Preservación de una colección de estampas japonesas
Convocada por el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Secretariado General de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África ALADAA, fue invitada a exponer en el XVI Congreso internacional de ALADAA la conservadora del Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR), Mariela Arriagada sobre el trabajo realizado en la colección de estampas japonesas.
Problemáticas, desarrollos y resultados entorno a la primera exposición de la colección de obras japonesas del MNBA, fue el panel que integró junto 5 expertos. Como representantes de ALADAA Chile participaron Gonzalo Maire y Jessica Uldry, quienes abordaron el desarrollo de la técnica nishiki-e y el coleccionismo oriental en Chile, respectivamente. En tanto, como parte del departamento de colecciones del museo expuso, Natalia Keller, quien además fue la curadora de la exhibición. A ellos se sumaron las historiadoras, Io Naya Contreras, quien investigó la contextualización histórica de las piezas y María José Inda, quien abordó el Arte Japonés en Chile.
Como parte de las actividades circunscritas al proyecto de restauración de la colección perteneciente al Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que culminó en la exposición Mundo Flotante del período Edo, y en representación de la Unidad de Papel y Libro, Mariela Arriagada dio a conocer la labor de preservación que se ejecutó en torno a estas 27 obras de los Siglos XVIII y XIX.
Si bien el trabajo formal de restauración fue de 7 años, desde que ingresaron las primeras estampas al CNCR, la historia entre dicha colección y el centro se remonta desde los inicios de la institución.
“En el año 84 cuando se crea el CNCR, Paloma Mujica -que fue una de las fundadoras- rescata esta colección. Las reúne y hace un diagnóstico. De hecho, hay un escrito que ella dejó a mano, donde aparecen identificadas cada una de las obras. Hizo una pequeña investigación como para contextualizar un poco, pero hasta ese momento nunca se sabe de donde salen estas piezas”, así lo recordó Mariela Arriagada, quien trabajó en este proyecto desde 2011.
Noventa años estuvieron alojadas en el depósito del MNBA desde que fueron exhibidas por última vez. La primera muestra fue en 1910 en la inauguración del Palacio de Bellas Artes y la segunda en 1927. Dentro de los registros se tiene como antecedentes que ingresaron como parte de la colección de arte japonés al patrimonio del museo en 1930, gracias a una donación que realizó la escritora y periodista, Luisa Lynch del Solar (1855-1937). Un dato que reveló la investigación que realizó la curadora de la muestra, Natalia Keller.
Si bien es cierto que hasta 2011 estas estampas no salieron del MNBA, el trabajo que realizó Paloma Mujica, conservadora especializada en papel, fue valioso.
“Estas estampas siempre estuvieron en el museo porque el centro empezó a funcionar en una de sus dependencias, en un espacio muy pequeñito en el que trabajaban dos o tres personas.
Paloma junto con diagnosticar las obras, las identificó una por una, les dio un nombre y un número. Fue registrando en un archivo lo que tenía cada una e hizo algunas intervenciones. Por ejemplo, sacó algunos montajes en mal estado y que estaban causando más daño que beneficio. Creo que restauró -lo digo entre comillas- unas 6 estampas. El resto las acondicionó. Envolvió cada una en un papel especial que se usaba mucho en la época. Y si bien, no tenemos certeza de si fue ella o alguna otra de las personas que trabajaron con ella, hicieron una caja de conservación específicamente para estas estampas. Era una caja rígida, con tapa de dimensiones acorde a las obras que contenía. Estaba muy bien hecha. Ahí dejo toda esta colección en espera de ser restaurada”, relató Mariela Arriagada.
Del estudio que se realizó en el CNCR se desprende que la colección está compuesta por 22 cromoxilografías, dos dibujos y tres pinturas; 26 de ellas en papel japonés y 1 sobre seda.
Dentro de los tratamientos de restauración se realizaron: limpiezas superficiales, aplicación de refuerzos, uniones de rasgados, restitución de partes de soportes faltantes y reintegración cromática, entre otros.
“Es importante destacar que se respetaron como parte de su historia las alteraciones que daban cuenta de su función cuando estaban en uso”, recalcó Arriagada.
Finalmente se propuso al MNBA el montaje en carpetas de conservación con ventana y contratapa para permitir su manipulación de manera resguardada durante la exhibición. Lo que a su vez, asegura un adecuado almacenamiento en el depósito de la entidad.